Cuando
la muerte se acerca la angustia recoge la soledad, el silencio nos aleja del
ruido exterior, las personas encuentran el video de su vida, esa vida que es
respirar todos los días, dejar que el aliento de la vida nos vaya penetrando
por los pulmones y se distribuya gracias al corazón por todas nuestras artería
y venas, que el color se expande con brillo, que los pensamientos nos pasean
por muchos paisajes, que todos nos encontramos viajando por los canales de este
planeta, que escuchemos las palabras y entonemos nuestras canciones, esa muerte
que aparece después de nuestra llegada nos haga libres al pasar al otro lado.
¿Habrá
otro lado? o simplemente es cambiar de equipaje dejando el cuerpo físico en
esta tierra y recorriendo con lo que realmente somos, esa esencia que nos
contempla sin los sentidos. Estoy seguro que hacemos cuentas de lo que hemos
experimentado, no creo que juicios ni en que haya un dios que nos juzgue,
simplemente ver que hicimos lo que debíamos de hacer, mirando los videos que
llevamos dentro de esta mente para recordar a todos aquellos a los que vamos a
ver, seguramente una familia más amplia, incluso a todos los que ni conocemos
en estos momentos, ni a los que se reúnen para volver a jugar en este paraíso
que nos regala ¿quién? nos regalamos por haber pasado por aquí, nos merecemos o
simplemente venimos a cumplir unas experiencias que sin cuerpo físico sería
imposible de poder descubrir.
Y si
en el otro lado, en esas nubes que pueden ser
las ciudades después de irnos del cuerpo, en ese espacio oscuro que
vemos en las películas del espacio, en las galaxias de tantos años luz lejanas,
decía, y si en el otro lado entendemos lo que es el amor universal, único
idioma de una raza que experimenta en este jardín algo diferente, o lo vivimos
desde que nos morimos en un entierro donde el cuerpo se vuelve tierra y el alma
puede pasar puertas y muros, montes y valles sin necesidad de tiempo ni
espacio, sin tener unos contactos de wasap ni unos amigos de Facebook,
simplemente encontramos muchas lucecitas a nuestro alrededor en un mundo de
luz, de una luz diferente a los leds, a las infrarrojos, a los faros de cualquier
desembocadura de los ríos.
No
tengo miedo en estos momentos, incluso siento que me calma el pensar en ello,
en pasar el velo como dicen algunos en sus escritos, a ver esa luz que muchos
nos cuentan cuando nos dejan sus experiencias de haber muerto y resucitado
antes de atravesar esa imagen tan fuerte, no sé, de veras me deja muy tranquilo
que hay algo más en este camino desde que nacemos entre los brazos de una mujer
y el calor de una familia, de unos seres que experimentan nuestra reproducción
de especie, y así voy escuchando en el silencio simplemente silencio, no oculto
el miedo.
Pero
no es un miedo a perder todo lo que hay ahora mismo en mi mesa, ese miedo a
dejar todo lo que tengo en manos de los que me rodean, a que se descubran en
los escritos o papeles, en los cajones escondidos en las esquinas aquellos
oscuros que no queremos que nadie se entere, que solamente es nuestro, por eso
en la mente mejor que en el pendrive, mejor que en los móviles, conversaciones
o sentimientos que nos pertenecen solo a nosotros, a nosotras, esa imagen con
un vestido de lentejuelas, esos pantalones de hombre en la piel de mujer, esa
historia de joven o mayor en la que nadie descubre lo que verdaderamente siento
en la oscuridad de unas paredes.
Nos
preparan desde el nacimiento a que vamos a morir, según las religiones, en el
final tenemos un juicio final, no sé realmente todas lo que dicen, pero en la
mía nos enfrentamos ante un dios que nos juzga, en realidad seguramente no tan
duro como lo hacemos diariamente nosotros en la oscuridad de nuestros
pensamientos, de habernos equivocado y colocarnos una penitencia, que se yo de
nada de esto, que sabes tú de lo que he tenido que hacer en una circunstancia,
que puedo pensar porque alguien mató a otro, porque un fallo en un momento dado
me hizo tener una responsabilidad que no me correspondía pero que he tenido que
asumir, y yo que sé qué hacer cuando sucede, pero no importa, todo está bien
porque es como debe de ser.
Seguramente
seguiré escribiendo mucho más de este pensamiento que me lleva a dejar estas
palabras para que alguien las escuche y después las borre de su mente, para que
no vuelva a leer estos párrafos y siga haciendo lo que realmente sienta, para
que deje que todo esto le revuelva, para que se enfangue en un barro que nos
creó según los antiguos, que siga creyendo que la mujer es inferior porque fue
creada de una parte del hombre, pues cada uno es libre de seguir lo que nos
quieran decir, lo que realmente tenga que hacer y descubrir.
Gracias,
gracias por todo pues no tengo queja de nada, un saludo,
Miguel José Carbajosa Gómez
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