Te
veo a escondidas detrás de tu presente, un pequeño trozo de goma que era tu
universo, una figura que engrandecía tu alma, era el milagro en aquellos
momentos en que tu ojos necesitaban escapar de algún cansancio, de tus llantos,
de los momentos en que necesitabas la ayuda que te proporcionaba cuando los
momentos te superaban en la pequeñez de tus años, esos problemas que parecían
imposible de soportar.
Al
llegar las noches era el remedio perfecto para profundizar en esos sueños que
nunca recordarás, esos viajes que hacías por las oscuridades que un alma recién
llegada a estos mundos pueda acariciar, sabías que su acompañamiento entre los
dientes suponía la tranquilidad que nunca encontrarás en otros artilugios que
el ser humano haya podido inventar y que nadie pueda sustituir a tu temprana
edad.
Descubro
que tu pensamiento ha podido descubrir a lo que llamamos mi chupete, un trocito
de goma colocado entre los dientes que acaban de nacer en nuestra boca, un
analgésico que nos hacía tranquilizar los llantos, los dolores que aparecían
sin saber porqué nos llenaban el cuerpo, de las primeras lágrimas que aparecían
sin entender nada de lo que sucedía e nuestro entorno.
Era
un milagro cuando la mamá nos lo daba, cuando aparecía ante nuestros ojos en la
sorpresa de haber encontrado lo mejor que la corta vida nos regalaba, no
entendíamos de pensamientos ni tampoco de mente, tampoco de que los malestares
se calmaban con el simple hecho de chupar tan pequeño aparato que nos hacía
entran en una calma inmensa en esos brazos que algún dios hizo crear con el
nombre de mamá.
Podía
remediar los dolores, un poder que nos hacía entregarnos al regazo del calor
materno, a la mirada inesperada entre la noche y el día, un atardecer que hacía
recordar en los anales de cualquier mente que un inspirado creador hizo posible
el encuentro de un milagro que aparece siempre en la infancia de cualquiera de
nosotros con muchas historias que contar.
Mi
chupete, el chupe de goma que llena mi boca, que en la niñez de todos los
humanos puede calmar la sed, el miedo y los dolores que aparecen en el universo
de mi vida, ese universo donde la madre ocupa el lugar de todo su centro, en
donde el padre aparece como miles de estrellas que rodean la oscuridad pero que
el foco principal es la luz de una luna enorme, ese milagro que surge de los
lugares más imposibles y juega entre mis dientes para darme la felicidad
completa de ser el dueño de tan gran ilusión como es poder dormitar entre el
silencio y la felicidad de ser un proyecto de vida en este mundo.
Gracias
por tan maravillosa aventura y por escuchar estos momentos en que cada uno
puede recordar a su pequeño valiente, ese chupete que siempre estuvo custodiado
las aventuras que la vida nos proporciona al llegar entre todos nosotros.
Quieres contarme que fue de tu chupete, lo que sentías el tenerlo en tu vida,
es un regalo fantástico que en muchos hospitales lo regalen al entregarnos al
pequeño bebé que cambia nuestras vidas por otra fantástica aventura.
Un
beso, y darte las gracias mi pequeño chupete..............
Miguel José Carbajosa Gómez
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