Viajas por mi vida en los viajes que
construyo con el pensamiento que atraviesa las fronteras, sigues despierta ante
la esperanza de sentir el aliento entre tus pestañas, unos ojos que siguen
desnudos entre las lágrimas que derramabas cuando las palabras comprenden que
el alma escucha los sonidos de la música que durante la pausa que terminaba la
última noche, pudiste comprobar que todo se había derrumbado.
Parecía un seísmo de una gran
escala, todo el edificio temblaba y dentro las imágenes que pasearon por
nuestros días seguidas de un amor precioso, de una entrega que muchas veces
parecía imposible poder manejar, es verdad que también hubo mucho desamor, también
intrigas en las que participaba y te hacías la ciega cuando contemplabas el
futuro andando por los caminos de un polvo que nos atrapaba en las
conversaciones deseadas.
Los oídos me suenan porque entiendo
que estás lejos pero sigues cerca, puedes mirar a las montañas y comprender que
dentro de sus ríos aún llevan el aroma de aquellos fines de semana por los que
inundaban nuestros pies, estas manos que ahora consiguen secar las huellas de
todo el entramado proclamando la libertad que dentro de mi ser no sabía cómo
conseguir.
No estaba dentro de una cárcel,
solamente vivía como lo hacían los demás, enfrascado en los acontecimientos que
nos colocan para seguir por un camino pacífico, alejado de las intrigas oscuras
que aparecen algunas veces en las noticias, todos dentro del mismo sendero en
el que nos colocan todos, simplemente para que escuchemos los mensajes que nos
llevan a consumir y a tener un desapego hacia nuestros propios hermanos.
Es la sociedad que tenemos, la que
han construido algunos pocos para asediarnos y darnos lo que saben nos podrá
saciar, unos vasos de un licor que nos adormece y embrutece para tenernos en un
control social dentro de las posibilidades que hacen nacer nuevos sujetos
que sigan las mismas consignas, así se establece la prioridad de quiénes siguen
en la oscuridad de sus reuniones deshaciendo el amor y convirtiendo en verdades
las mentiras que nadie se ha parado a escuchar, solamente seguimos el consejo
de aquello que está de moda.
Seguro que dentro de unos años,
quizás siglos, llegarán otros a poner sus normas y seguiremos dentro de otro
completo organizado para el bien de todos en los que unos pocos nos llevan de
su mano para engendrar la maravillas del universo, lo mejor que nunca se haya
podido construir, eso que llaman sociedad organizada, claro que dentro siempre
está el agujero negro que todo lo contamina para que no quede ninguna
contaminación fuera de su lugar.
Miguel
José Carbajosa Gómez
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