El libro contenía las palabras que abrían las páginas, los párrafos donde vivían la protagonista, los escenarios que cambiaban para colorear la historia, el comienzo de una biografía entre los que imaginan que el cielo está dentro y que en el exterior se funden conceptos imposibles de poder descifar, el silencio es uno de ellos en los que la ausencia de todo lo que sirve para completar una forma, nos hace llegar a un estado diferente de conciencia.
Te imaginas pensar en lo que nos rodea, en esa manera en que dibujamos las palabras después de una experiencia, en esos tomos que escribimos en una mente que se despierta lentamente ante la diferente iluminación, cuando unos focos se apagan y en la penumbra se mueven las sombras, esas sombras que construímos con las pinturas llamadas miedo, celos, angustias, odios, envidias entre las que diferenciamos algo que nos parece bueno porque así nos lo han enseñado y lo que es malo porque se castiga con diferentes procedimientos.
La mentira nos hace indefensos, indefensión que supone ver cómo los personajes se apartan de una verdad que nace en nuestros labios, esa experiencia de decir lo contrario que la mente enmarca, decir palabras que hagan a los nuestros entender pensamientos difeentes, mentir realmente es hacernos daño hasta llegar a conectar con otros procesos en los que se derrite el amor, un amor que se oscurece pero que nunca llega a desaparecer porque siempre queda oculto pero presente.
Estoy convencido de que cada uno llega al mismo fin por caminos estrechos, por caminos anchos en los que confluyen con diferentes almas, con la confusión de mirar al final de los túneles, esos que no dejan ver más allá de unos metros, pero que sentimos encontrar dentro de cada uno de los precintos que destapamos al recoger unos regalos que sabemos nos merecemos.
Todos estamos englobados en la creación, el amor es la sangre que hace descubrir un ser humano, un aliento de vida que surge con la respiración, con el nacer de dentro de esa oscuridad que a lo largo de los acontecimientos nos hace descubrir esa esencia, una conciencia en la que todos describimos como una inteligencia muy superior, algo que hace que la vida se produzca, algo que está fuera del alcance de esta manera en como pensamos y discurrimos los paradigmas.
Es la hora de abrir de nuevo el libro, de revisar las páginas en las que hay líneas subrayadas y entre los párrafos que me hacen discutir conmigo mismo la verdad que se contiene en el pensamiento colectivo, en esa forma que el mecanismo de la vida contruye los cimientos de lo que en el universo es solamente una nueva estrella, un lugar desde donde encontramos esos principios que nos hacen dirigir la vida.
Miguel José Carbajosa Gómez
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