MI DESPERTAR - 11.03.2015
En
rosa construyes un futuro que acaricias con tus manos entre la mañana y la
noche, ese rosa que no te gustaba cuando tu mayoría de edad nacía entre tus
labios, un rosa que ahora persigues con cariño escuchando las palabras que
salen de tu corazón, si claro, ese corazón que me dejas escuchar cada vez que
te sientas a mi lado a descansar del trabajo que supone escuchar cómo la vida
nace dentro de tu piel,
Una
piel suave que me encanta acariciar, un algodón de belleza que saboreo entre
mis dedos paseando por una espalda que se desnuda sin pudor esperando el
caminar de esta piel que comparte un tiempo que va desapareciendo de los
relojes que nos persiguen cada día entre el trabajo y la casa.
Vuelves
a respirar y tu pecho se enciende como luces en la oscuridad de las sábanas, el
reflejo del brillo que escucho cuando te desnudas se esparce por unas paredes
que intentan contener tanta belleza, tanta inmortalidad que penetra por los
pequeños poros que mi cuerpo consigue enloquecer, pues la locura llega a mis
labios que intentan hacer caminos entre el silencio de dos respiraciones que
comienzan a despertar juntos en este lugar.
Una
almohada nos encuentra después de haber caminado cogidos de la mano por el
sueño, un sueño donde volamos sin salir de las paredes que nos escucharon
dormir profundamente durante horas, un viaje que mi mente todavía sigue
viviendo y que la tuya ríe de nuevo al verme caminar de lado a lado del pasillo
por descubrir que te quiero con esa locura de vivir lo que tenga que ser.
Que
maravilla de libertad la que me enciende cada mañana, una libertad que me
permite hacer lo que siento y no lo que debo, aunque es verdad que la
responsabilidad es la base sobre la que me apoyo para sentirme dueño de esta
vida que voy creando en un pasado rodeado de los pensamientos necesarios para
construir los pilares en los que descansan la estructura que se va completando
para llegar a vivir lo que cada uno quiere.
Hay
que ser valiente para llegar hasta la orilla y no sentir que puedas caer, pues
si de verdad caes sabes que no morirás pues no hay puertas cerradas ni
tormentas que vivan cien años, después de cada ventisca sale de nuevo el Sol,
después de cada oscuridad vuelve de nuevo la luz a encender los labios que
besan de nuevo el silencio en el que conocí el amor que circulaba desde mi
nacimiento por unas venas y arterias que recorren todo mi ser, un alma que
descubro en el espejo que aparece cada mañana ante mi cama.
Miguel José Carbajosa Gómez
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Publicado por Miguel José Carbajosa Gómez el 11 de Marzo, 2015, 18:53
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