Eran las cinco de la mañana y me sentía revuelto, no encontraba el equilibrio por ningún lado, me colocaba en varias posturas que me indicaban que todo aquello estaba cambiando, sabía que ya había llegado el momento pero no sabía el instante preciso, sus manos acariciaban la piel que ya no podía sujetar más la fuerza que iba a completar todo el proceso.
Mis labios seguían hablando en el silencio de aquella esfera, las manos se habían completado en el último mes y veía claramente cómo crecía en la oscuridad coloreada de una sangre viva, eran las cinco y media según el horario que aprendería más tarde, cuando volví a ver de nuevo la entrega con la que una pequeña célula había comenzado el ciclo de la vida de nuevo.
Si que lo siento, era el preciso instante en que sentía que iba a nacer a este mundo, había sido elegido para que mis padres pudieran completar el desarrollo de su especie, de que la tierra pudiera de nuevo esperar una nueva vida que siguiera disfrutando de los regalos que nos encontramos por el simple hecho de nacer.
Fué un día 12, a las once horas de la mañana de un caluroso mes de agosto, en la maternidad que mi madre eligió para descubrir la figura que había estado en su vientre y rodearla con sus preciosas manos, con la ternura que escuche desde su interior, con los labios que se unieron a mi piel después del gran esfuerzo que ambos tuvimos que compartir en ese preciso instante.
Hoy es el día de mi cumpleaños, el día que escucho esas felicidades, el día que siempre he soñado ser en todas las escenas, el día que se abrió para mí y que decidí vivirlo, decidí nacer para volver a morir y encontrarme de nuevo en mi propia esencia, el día que se abre como todos y se cierra después de haber pasado un ciclo.
Quería decirte, Miguel José, que es un placer vivir contigo, que este alma o esencia, que el dios que está dentro de la oscuridad que me contiene, siempre te está amando, todos los minutos que llevamos juntos te encuentro como una personalidad que va evolucionando tranquilamente, viviendo todo aquello que desea tu mente, que el empuje de tu fuerza es inmenso cuando el silencio te envuelve y miras hacia el templo desde donde te observo cuando llegaste ese 12 de agosto.
Es maravilloso ser tu amigo, ser tu confidente, ser el amor ilimitado que siempre has merecido y del que te sientes tan merecedor, de la fe inmensa que contienes cuando te encaminas hacia el abismo, que me enamora la sensibilidad, la confianza y el amor incondicional de un cuerpo que contiene la personalidad y el alma de quien fue bautizado con el nombre de Miguel José.
Que siempre te he querido, incluso cuando te perdías en los infiernos que te creabas, o en los sueños que perdías en cualquier esquina, en la niñez que tejió la sociedad en torno tuyo y en la adolescencia que creíste fue un error, en la madurez que no llegaba después de cumplir los cuarente, y en la suerte que te acompaña desde que decidiste nacer entre todos los humanos.
Hoy el cielo y la tierra continúan caminando en su viaje hacia el hogar, hoy mi cuerpo sigue trabajando por que la vida siga recorriendo las venas que distribuyen toda la felicidad y alegría, hoy te deseo un feliz cumpleaños y que seas feliz contigo mismo, compartiendo con los demás, con la naturaleza, con el universo entero la verdad que te contiene y que disfrutas en el silencio de cada palabra.
Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz................ Un beso
Miguel José
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