Todo se derrumba, como el mundo que ahora vemos, la crisis se contagia y deja al descubierto aromas que gustan de probar, de manjares que encontrar debajo de los años en que estamos llegando al abismo, de miradas que pueden juzgar comportamientos de quiénes se muestran salvadores de los valores sociales, empezando a dar con el ejemplo de llevarse todo lo que puedan para ellos mismos, la simpatía de que se vayan todos a la mierda.
Estoy en mi crisis, un estado en que ves que todo se desploma, que salen muchos pensamientos desde los que juzgar y no quiero entrar en juicios. Pensamientos que hacen degustar derrotas de quiénes todos los partidos los cuentan por victorias, de pensamientos que me inundan como un pantano que se ha roto encima de mi cabeza, y aún cuando lo llevo todo al fondo de la tierra, sigue inundando aquello que ya no tiene sentido que siga en mi vida.
Muy contento y alegre por haber recibido el regalo de tener esta oportunidad, por haber entendido mal unas palabras de quién, sin culpa alguna, me llevó a esta inundación de sucesos que ahora no puedo controlar y no quiero hacerlo, sino observar qué es lo que estaba guardado en tan poco espacio y qué es lo que me quiere decir ante la avalancha de sentimientos que se cuecen en un fuego que inunda mi gran plaza rellena de manifestantes esperando mi dimisión, porque me encuentro que en muchos pensamientos soy un tirano auténtico.
Son palabras que viajan por las orillas, pero los sentimientos escuecen, duelen como puñales que se clavan muy dentro y para que después llegue la calma, el lugar perfecto para irme a mi cueva y no salir de ella, el enclave desde el que poder dirigir los mandos de mi nave y volar por el espacio sideral como comandante en jefe de no se qué misión.
Pero la misión está entre mis manos, la fuerza la tengo dentro y soy consciente que estoy aquí para experimentar algo más, para dar las gracias por tus palabras que me movieron más que mi propia muerte, para acelerar los pasos y llegar de nuevo a esta espiral por la que perderme y volverme a encontrar.
Que pienso dejarlo todo, abandonar este lugar desde el que estoy escribiendo y mojarme en vivir a tu lado, en que me da lo mismo lo que piensen y lo que pase, que estoy harto de que no tenemos tiempo, de que tu casa y la mía no son nada comparable con la vida que sabemos vivir juntos, que estos dedos dejan al descubierto que soy un hombre en su propia madurez.
Porque mi niño interior, mi comportamiento infantil, corre por los pasillos y no se deja tomar de la mano, y no importa, sabes, no me importa nada de lo que pienses o digas, simplemente quiero mirarme en mi plaza, ver la pancarta con las letras de "vete ya", de que quiero que se marche aquello que lleva tantos años asentado en el poder de mi mente, que se vayan a la mierda quiénes me dan miedo y quiénes me atan tan dentro de la cobardía, pensamientos y formas de actuar que ahora están tambaleando y sintiendo muy cerca su final.
No se por donde apareceré de nuevo, porque aparecer, voy a aparecer de nuevo y cuando lo haga será más fuerte, más honrado, más sincero y mas Yo, un ser humano que cada día se acerca mucho más a ese interior desde el que ahora mismo estoy en huelga, en protesta, en quiebra. Y ¿sabes? me encanta estar así, porque así se construye y en la cueva con el calorcito y la manta se muere, Sí, se muere uno de miedo y de pena.
Pues ha sido todo por hoy, Gracias por estar al otro lado.
Miguel José
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