......desaparecemos por los ojos cuando esperamos que nos devuelvan la llamada, cuando encontramos vacío el tablón de mensajes que no han respondido, cuando llegamos antes de que nadie haya abierto el lugar para adentrarnos en la duda, en la culpa o incluso en la melancolía.
Esperamos porque no hemos recibido, porque no nos dejamos encontrar en la confianza la base de este modelo que hemos fabricado desde pequeños, porque le pedimos explicaciones al viento, al humo, a la noche, a los frutos, a todos los regalos que aparecen ante nuestra inconsciencia y lo convertimos en lógico, en racional y en diluído.
Se va por la vida acariciando muros, empujando dolores, siguiendo sombras, encendiendo fuegos que luego son apagados por la envía, por la rabia, por odios que luego no encontramos en nuestro interior, contagiamos a quiénes aparecen por nuestro frente para dejarlos grabados mensajes que habemos de empezar a cuestionar.
Juzgamos desde los ojos hasta los pies, con una mirada hemos dejado el mensaje, con un gesto construímos una ofensa, con un silencio emergemos la desconfianza, saliendo de este lugar que llamamos corázón para entrar por los muros que las batallas no han conseguido levantar, por los senderos que desaparecen cuando la curva no termina de dar vueltas.
Es imposible cuando lo posible aparece, cuando me amas y encuentro dentro de tí las migajas de quiénes pudieron pasar por tu sello sin dejar de apartar las manos, te amo porque empiezo a recordar aquellas miradas que bajaron por la calle un día de marzo al levantar la luna.
Hoy es como ayer y los mañanas que aparecen, porque dentro de esa escuela donde los pensamientos han de vivir separados, pueden llevarnos de un lado a otro, de un baibén a un resbalón y comenzar de nuevo a subir los peldaños de la montaña que se construyó en cielos separados.
Miguel José
|