Voy perdiendo años, pero no abandono mi edad.
Voy dejando emociones, pero no alejo mis lágrimas.
Voy predicando lo que vivo, pero no os entrego los originales.
Voy mirando los mares, pero no me llevo las olas.
Voy escuchando el dolor, pero no se lo entrego a otros.
Viajo a ninguna parte, porque en la oferta decía: ¡Hasta el fin del mundo!
Vivo mi vida, sin dejar que otro me la haga vivir.
Veo la soledad, y me acompaño de la alegría.
Vuelo en los precipicios, para romper la profundidad.
Vengo hasta aquí, porque ayer estaba allí sin escuchar.
Van de cinco en cinco, porque mis risas me contagian.
Van y vienen aquellos que no están, pues ahora se acercan mucho más.
Van de negro cuando pierden el amor, y el blanco es la hermosura que nos espera.
Vienen de lejos para encontrar una mirada, pero no ven el amor que llevas dentro.
Vuelvo de nuevo mañana, para escuchar tu mirada en mi rostro.
Miguel José
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