Sentado en mi puerta alejo la mirada de aquella pared de color azul desde donde los paseantes comienzan a revivir los paseos por cada parte de la acera que se abre en este horizonte que me permite estar despierto en este tiempo que acabo de completar junto a los sabores de una cerveza que se termina en el fondo de una botella que espera el momento de ser alojada en el cubo desde donde comenzará a rodar en un viaje sin vuelta.
Un viaje que le permite poder entregarse a viajes desde el cubo que espera a que el camión de basura empiece su turno por las calles de una ciudad cualquiera, guardando en su vientre la cantidad de botellas que esperan a ser transportadas hacia el siguiente paso de una cadena que se decidió hace varios años en un despacho cualquiera.
Llega el mediodía bajo un sol que sigue su camino sin escuchar lamentos ni risas, el cristal comienza a subir la temperatura junto a una via por la que los caminantes dejan el contenido de sus bolsas junto a las piezas que ahora componen el grupo que completa este pequeño lugar desde donde concentran el material para unas nuevas botellas.
Se escucha el sonido de cada impacto al volcar las bolsas, al dejar caer cada sonido en el sendero que indica por donde desalojar la zona de cada cocina en cuyo momento estuvo presente lo que ahora vuelve nuevamente a comenzar un nuevo ciclo.
Están preparadas para marchar hacia su muerte, al lugar en donde serán demolidas lentamente para convertirse en el nuevo polvo que hará nacer una gran masa de la que se formará, a través de unas máquinas precisas, los nuevos formatos que se inundarán con los líquidos pertinentes que cada empresa podrá a disposición de un nuevo sabor, de un nuevo color, de momentos de placer en los labios de quiénes esperan la cola para salir de sus lugares de consumo.
Es un nuevo día y el caminó marchó con su carga, la música que se encierra en el gran envase cubierto resuena entre los barrios que completa en su viaje de vuelta, en un viaje sin retorno hacia el fin que habre la puerta de un nuevo principio, de una nueva epopeya que escribir con la etiqueta que cada una de ellas recibirá como premio por haber vuelto a nacer entre las manos de quienes esperan su llegada.
Miguel José
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