El poder del pensamiento ó el pensamiento del poder, la fría mirada desde un amanecer sin luz encierra el crecimiento de unas flores sin color, encuentro los billetes que volaron desde muchas ventanas para posarse en el jardin donde aparecen los detalles que aprendí en una juventud donde muchas llamadas encendían horizontes lejanos que conseguí traspasar en lo más alto de cada cumbre, en lo más bajo de cada valle, en la desembocadura de cada rio de vida.
Llegan hasta un nuevo anochecer las palabras que salieron de sus bocas para poder encontrar la brisa del mar ardiendo de entre las rocas donde podíamos acariciarnos con la sonrisa que aún perdura en el color de tus labios, ahora que conseguí encontrar de nuevo tu dirección para poder pintar de nuevo tu cintura con estas manos que son mas sabias y mas maduras.
Llegan caminando por el camino que sube de una sierra perdida, donde la nieve espera para hacer camino, encontrando las piedras que nos dejaron la oración de aquellas almas que supieron encontrar el puente de los deseos en cada escrito que dejaron prendidos de unos árboles que siguen esperando a que puedan recordar donde está la puerta que nos hace penetrar en nosotros mismos.
Llega la alegría a borbotones inundando las riberas donde las miradas esperan que el cielo cambie, para encontrar la felicidad dormida y llevarla entre sus manos para enriquecer a quiénes esperan noches oscuras, empezando a construir un nuevo templo donde poder encontrar el oro e incienso que llegaron desde lo más lejos de unos pensamientos.
Abro la ventana para que penetre el aire limpio, para dejar que la sonrisa se cuele hasta el final de un pasillo que todos los días recorro para salir a la calle, enciendo el Sol que ya llamó a la ventana hace horas para encontrar la luz que amanece en este sentimiento de poder encontrar todas mis partes de un ser que ha comenzado a disfrutar de un nuevo día como regalo de su propia alma.
Van pasando las hojas y coloco nuevamente mis manos encima de tu hombro para que sientas la oportunidad de encontrar aquella mirada que un día nació entre tus ojos para descubrir que pudimos encontrarnos de nuevo en esta vida con papeles diferentes, sabiendo que estábamos esperando a que el cielo siguiera en el mismo sitio, junto a las estrellas que nos indican el camino que dibujamos en aquella pared que ya no existe.
Gracias por navegar en el mar de mis sentimientos, en las olas de mi pensamiento, en la cresta de aquella tormenta que hoy me hace entrar en mi calma por una puerta inmensa donde solo caben las almas que van y vienen por el canal de la vida para penetrar de nuevo en esta jardín de los deseos donde siguen despiertas por toda la eternidad.
Miguel José
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