Diciembre del 2008
MI DESPERTAR - 31.12.2008
El año 2008 se termina en las campanadas que le dejaron nacer hace trescientos sesenta y seis días, hace justo un año, de la vida de todos los seres humanos, cargado de pasión, de tristeza, de aquellos que se fueron, de los nuevos que han llegado, de los que siguen en su mismo círculo, de los que han salido de él, de los que siguen caminando en la luz y de los que lo hacen en la oscuridad, de este mundo que continúa al frente de todos nosotros.
Cabalgamos en lo que nos van contando en los canales de las televisiones, en la ausencia de imágenes que nos muestran los canales de radio, en la sintonía que cambia temporalmente de móviles para recibir las llamadas de quiénes aparecen en la lista de llamadas, de los círculos de periódicos y revistas donde nos cuentan lo que otros han vivido, en definitiva, todo lo que dejamos entrar por nuestros oídos y los ojos que lo entregan al cerebro ya interpretado.
Recuerdo aquellos momentos que la televisión nacía en blanco y negro, donde encontrábamos libros en imágenes, cuentos con personajes de carne y hueso, diferentes formas de pasar el tiempo sentados en un sillón sin encontrarnos perdidos en el espacio ni en el tiempo en la oscuridad de una habitación, añadiendo aquel sencillo manejo la orden a cualquier miembro de la familia que hacía de lo que hoy día es el mando a distancia.
Son historias que han ido aconteciendo a lo largo de los años que se añaden a nuestra edad, a la capacidad de habernos acomodado a las uvas de la suerte, a pensar que la suerte nace en enero y hay que volver a buscarla en el año nuevo siguiente, es el resultado de doce meses donde solo recordamos lo más interesante, lo más triste, lo poco o mucho, en fin, en donde hacemos ese resumen de los capítulos que encerramos en cada cuatro números que componen el calendario que amanece a las cero horas del uno de enero.
Es algo aprendido, es aquello que todos podemos contar a los que lo ya no ven ni escuchan, es el tránsito de la humanidad a lo largo de la historia que va siendo contada por los que quedan vivos después de tantas guerras, de tantas aventuras traviesas de estos cuerpos humanos que caminan por las ciudades y pueblos de la vida que arrasa el tiempo, tiempo que recordamos siempre en años.
Van componiendo las uvas en las copas de plástico que inundan los mostradores donde serán repartidas, cada una numerada del uno al doce, pudiendo escucharse como están listas y preparadas para entrar en la cavidad bucal que todos aprendemos a degustar, y desde allí llegar a un estómago donde la digestión nos hará disfrutar de la misma tradición.
Mañana será de día nuevamente en la claridad que hace que el Sol releve a la Luna en el trabajo diario de nuestro cielo, en las montañas que seguirán en el mismo sitio, en los ríos que llevaran nuevo caudal, en los pajarillos que seguirán volando y buscando su alimento como regalo divino, en las almas que seguirán componiendo los cuerpos que recibieron el soplo de la vida en aquel nacimiento del Dios que todos llevamos dentro.
Gracias año 2008, porque por ti he pasado en otra de las etapas de mi vida, porque llegué a ti de la mano del 2007 y te dejo en la tranquilidad de tu descanso al tomar la mano del nuevo 2009 que hará que siempre, siempre, pueda dar la mano a la vida que algún día dejará de contar los años para contar nuevamente la esencia que siempre es y será.
Namaste.
Miguel José
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Publicado por Miguel José Carbajosa Gómez el 31 de Diciembre, 2008, 7:45
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MI DESPERTAR - 30.12.2008
Dormito en el recuerdo de unos días que pasaron en un sótano, un lugar de trabajo rodeado por pequeñas ventanas que daban al exterior una ínfima parte de la calle de Sacramento, en pleno centro de la ciudad de Madrid, en unas jornadas próximas al verano de hace varios años.
El lugar estaba repleto de mesas de despacho, armarios colocados en las posiciones que dejaban encajar unas paredes completas en donde los cables de los teléfonos, los ordenadores, las impresoras y todo el entramado para poder realizar una tarea administrativa estaba dispuesta y en perfecto desorden dentro del orden que cabe esperar.
Las personas encajaban en aquel cuadro, todas en cada cubículo reposado en alguna mesa, en los despachos que se separaban por pequeñas puertas de cristal, archivadores que hacían de despacho a algunos que podían zafarse de la mirada que los ciudadanos podían aventurar desde el lejano mostrador que ahora aparecía vacío.
La jornada normal transcurría por la mañana con la atención al público y el desborde de llamadas y ordenadores complicadamente comunicándose con programas y documentos que yacían despiertos a la llamada de alguna tecla de su programa correspondiente.
Allí se realizó durante un periodo de varios meses unas jornadas de tarde por la ampliación de las fechas de cobro de los recibos de un impuesto municipal que se requería de la presencia de más personal para terminar en el tiempo previsto, y allí llegué junto a mis compañeros, para compartir todo aquel festín de horas extraordinarias y conocer nuevos compañeros en diferentes tareas.
Fueron tardes intensas, en donde la broma y la chance dejaban paso a horas de fijación en los documentos que transitaban entre las manos, a historias que amenizaban como si de una radio fuera, el tiempo perfecto que completábamos en los paquetes de recibos que se iban incluyendo en las cajas que serían la nutrición suficiente de otros compañeros en lugares diferentes.
Es la cadena de trabajo en una de sus partes, ese trozo indispensable para poder sujetar todo el entramado, todo el plan diseñado en despachos para completar un trabajo en todas sus fases, y allí nos conocimos quiénes llegaban de diferentes lugares para degustar unas tardes extraordinarias en su contenido y en su disfrute.
Los Manuel, Enrique, Mari Nieves, Maribel, Lolilla, Nieves, Begoña, y etcéteras con este Miguel José entre los mismos, repartíamos las tareas para componer el puzzle que se iba construyendo en las bromas que salían por aquellos sentimientos que nos completaban a todos en esta nueva faena.
Desde este recuerdo hoy recibía la felicitación de una de sus componentes, de una Maribel que aún se acuerda de aquellos momentos que nos dedicábamos a conocernos, de alguna comida que realizamos como disfrute de una linda amistad que surgió, como de Manuel que me rellena de emails casi todos los días, como de Enrique al que sigo disfrutando desde aquellos días en Villaverde.
Daros las gracias a todos, pues a través de este mensaje de navidad que hoy he recibido, os he sentido a todos, he sentido aquel recuerdo y las mismas miradas que caminamos por estos mundos de la administración, en los lugares que cada uno siente y piensa todos los días, y desearos a todos felices fiestas y un año 2009 en donde sigamos manteniendo estos momentos y en la abundancia de quiénes somos.
Un abrazo desde este corazón sencillo que os sigue sintiendo...
Miguel José
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Publicado por Miguel José el 30 de Diciembre, 2008, 11:35
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MI DESPERTAR - 29.12.2008
Quedan tres días, setenta y dos horas para morir un año que nos llevó por el mundo en fracciones de días que cubrieron una etapa más en la historia de nuestra vida, en los capítulos que se han añadido a los pensamientos que un día trajeron las experiencias que nos van completando, las personas que han rozado nuestra vida para quedarse en ella o simplemente para dejarnos aquel preciso instante que ahora ya no recordamos.
La última semana donde muchos preparan lo nuevo, los trajes elegantes, los vestidos que nos animen a continuar en la misma historia, los que buscan historias nuevas para no perderse, los que se pierden en las historias nuevas que no saben terminar, los que temían las historias por las que aún mueren, y los que no saben de historias.
Avanzamos hacia la muerte segura de una fracción de momentos en los que podemos recordar lo que aún no tenemos, lo que dejamos de tener, lo que encontramos en cualquier esquina, lo que debemos encender para que no nos apaguemos, lo que pudimos entender para no comprenderlo nunca mas, lo que siempre tenemos y no encontramos, tantos y tantos que nunca tendremos el tiempo necesario para poder guardarlo en el mismo CD.
Se enciende el día con las luces de colores que siembran la ciudad de adornos navideños, de sentimientos de paz y amor conservados en los mensajes que viajan por los ordenadores de quiénes se entrecruzan en el desconocimiento de una comunicación amiga, de pensamientos en los que debemos ser buenos en estos momentos en que comienzan el viaje unos reyes magos cargados de los regalos perfectos para poder continuar un nuevo año en la misma vida.
Camino despacio hacia el lugar donde las comunicaciones se entrelazan como cualquier centro que recoge todo aquello que le sirve para ordenarse, miro despacio el suelo de una ciudad aún caliente de los que no se han levantado porque acaban de acostarse, respiro el aire que llega húmedo de unas nubes que cubren los tejados de unas cenas que se envuelven en el recuerdo de quiénes se abrazaron en aquel nuevo momento de la navidad.
Me quedo en silencio avanzando con unos pasos serenos en el sueño que me va despertando dentro de un cuerpo que escucha a los que andan dormidos entre los que se despiertan de los ruidos que acallaron unas calles que se llenaron de papelillos de colores anunciando la buena nueva, la frase que en las nochebuenas completan las familias detrás de cada mesa cantando los villancicos que animan las veladas de digestiones impetuosas en la mirada de amor que siempre termina cerrando los ojos de unos hombres y mujeres que viajan por el mundo de la vida.
Termino cerrando este despertar abriendo esta pequeña ventana de amor y paz, como lo hago desde agosto de 2007, para agradecer las miradas que encuentran en este pequeño comentario, la razón de mi propio sentimiento, la sencillez de unas palabras que nacen y viven en este pequeño espacio llamado MI DESPERTAR.
Gracias.
Miguel José
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Publicado por Miguel José el 29 de Diciembre, 2008, 8:29
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MI DESPERTAR - 28.12.2008
En la sagrada mesa, los comensales se distribuyen por parejas, se colocan según el ritual de hombre y mujer, entrelazando los que acuden en soledad para rellenar los huecos de aquellas sillas que esperaban tranquilas la pasión de una nueva noche en la intimidad de la amistad.
Amistad que hace reunir a quiénes se van conociendo en las frases, en los gestos, en las miradas que suceden a cada plato, a los besos de una llegada donde se distribuyen por hombres y mujeres que acompañan al nombre de la reserva que dormía en el centro de aquella mesa preparada por los adornos que luego se enredarían en conversaciones y risas tras la fotos que se archivan en cámaras y móviles para el recuerdo de una velada sencilla.
Las copas se mueven como fichas de ajedrez, las botellas se intercalan entre unos platos que se alimentan y vacían en un masticar sereno degustando las recetas que unos cocineros han trabajado en muy poco tiempo para que unas mujeres bailaran en aquel salón con platos y platos para poder entregar su producto a quiénes no querían perderse esa fiesta de unos amigos del camino que andan por el mismo lugar cada nochebuena.
El pescado y la carne dejaban otra ración de pensamientos, de miradas encontradas en los rincones que aparecían e iluminaban con el vino que rellenaba unas copas de palabras que salían de aquellos corazones que bebían el trabajo de cuantos han intervenido en la recogida, elaboración y distribución de los caldos que disfrutan en estas noches ciudadanos que reservan un espacio para unas horas de amistad.
Las mujeres avanzan las miradas por detrás de unos ojos que controlan los movimientos, por debajo de una sonrisa que deleitan a esos chicos que se asombran de la fuerza de un sexo llamado débil. Los hombres encuentran la conversación en diferentes voces, haciendo una sintonía de experiencia que compiten con quiénes se aferran a su propia idea.
Todos brindan su copa para que el momento de la amistad se cónyuge con el verbo querer, que el amor de las miradas se complemente en los abrazos de la despedida que anuncian los postres de esta noche en que el encuentro era lo más importante, en donde el roce de aquellos abrazos completan las llamadas y escuchas de quiénes han pasado un momento en la historia de unos amigos.
Miguel José
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Publicado por Miguel José el 28 de Diciembre, 2008, 8:58
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VIDA
Te miro a los ojos y me despiertas
Me canso en el camino y recoges mi sombra
Deshaces el odio y la rabia que contiene mi envase
Tocas mi cuerpo y puedo entenderte
Caminas en el mar dibujando olas con tu mirada
Estrenas el vestido que me abraza en tus besos
Dibujas mi rostro y puedo ver el tuyo sonriente
Enredas mis labios y me haces callar de emoción
Podemos encontrar el sendero
Podemos caminar en el mismo sentido
Podemos mirarnos de frente sin bajar los ojos
Podemos hacer esta relación desde la unidad de nuestras manos
Hoy nacemos al silencio
Ayer moríamos al dolor
Mañana volaremos a nuestro nido
Siempre estaremos en el corazón
Miguel José
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Publicado por Miguel José el 28 de Diciembre, 2008, 8:43
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