Paso la tarde a cero, no hay ningún motivo que me haga avanzar,
Solo miro y dejo de actuar, en la quietud de quien mira aquello que no le deja avanzar,
Atravieso las horas despacio, en el silencio de un lugar no habitado que no me hace avanzar,
La brisa se escucha detrás del cristal en aquellas hojas que un árbol mueve lentamente, y no puedo avanzar.
Estoy cerrando la puerta a buenos y malos, a todo lo que sea juzgar, a no estar aquí sin poder avanzar.
Los sonidos que un silencio deja pueden verse con los ojos ciegos de quien no le da forma a su avanzar.
Puedo terminar empezando que no hago nada, en la calma disparatada de unas horas donde la noche,
Donde la hora nona termina en el final de la aventura de no poder encontrar avanzar,
Pues avanzar es llegar a la meta o es culminar la aventura o es mediar entre lo realizado y lo descansado.
Puede que no quiera hacer hasta no ver que soy, pues el mejor momento en que puedo conocer,
Lo que no quiero entender será la puerta de apertura hacia la posible llegada a un lugar que me haga saber
Que así puedo avanzar.
Ahora comienza la segunda parte de aquella tarde vacía que se rellena de minutos delante de un
Sinsentido, entre minutos dibujados en el cielo de aquellas paredes blancas que dejaban sus espacios,
Parados en un tiempo que ahora existe y que no me deja avanzar.
La llegada fue risueña, la sobremesa agitada en los correos que llegaban juntos a poder responder,
A un hombre inquieto en aquellos momentos que ahora terminan, en el olvido de lo que su llamada
Podía haber cambiado el rumbo de un feliz recuento de tareas recién terminadas en lo que sería
Avanzar hacia el momento de culminar aquellos pensamientos que se agolparon en la mente tras cerrar,
Tras terminar la mañana que llegaba envuelta en nubes de no poder avanzar.
Puedo terminar pero dejaré de avanzar en este movimiento de líneas para acallar las palabras que nacen
Del sinsentido de aquello que hoy si que me hacen ser, ser el espíritu que avanza en la soledad.
Miguel José