Salía la mañana por aquellas carreteras que conducían hacia el destino que unas jornadas abría la posibilidad de conocer una nueva experiencia, algo que se enmarca en la experiencia de la ponencia de toda una vida en el trabajo que cualquier ser humano puede exponer presentando los puntos importantes de aquella sensación desde el otro lado.
Cualquier puede comprender los síntomas, pero no todos pueden vivir aquellos momentos, es la sensación de acudir a mi propia cita, a ver las posibilidades que me ha dejado mi ser, a vivir la aventura de llevar a unas almas hacia una historia jamás contada con la presencia de quiénes han recibido como materia los acontecimientos de un currículo guardado en el corazón de quien lo ha disfrutado.
Pudo ser y fue como aconteció, no se hace aquello de la noche a la mañana, es el resultado de un pensamiento en la dedicación exclusiva de un sueño dormido en la mente de quien lo puso en marcha para caminar juntos hacia la configuración de todo aquel escenario.
La vida se construye en cualquier descanso, en esos pensamientos que aparecen tras las cortinas de cualquier sueño, de alguna siesta en que no conseguía dormir por completo, por aquello de sentir un camino a disfrutar desde cualquier emoción que se entregaba a unos ojos semiabiertos.
Mis labios vaciaban todo el contenido de aquel esquema, de aquellas palabras primeras que avanzaban la idea que descargaba los ficheros que desbordaban la escucha de unas personas que acudieron a comunicar, a recibir las posibilidades de poder comunicar, no solo con palabras, sino con todo aquello que puede crear un diálogo entre dos entidades.
Comunicar la palabra desde la mirada de quienes no me conocen, comunicar los gestos de quienes no han sentido un abrazo de mi cuerpo, comunicar la mirada de quien no han conocido sus ojos, es algo importante en cualquier relación que mi ser ama en el interior de aquella personalidad que se construyó y que ahora va desapareciendo en la verdad de un sentimiento.
Sentía culminada el principio de algo que puede ser, los comienzos de un nuevo horizonte en aquel mar que no se desborda ante tales emociones, y desde aquí supone el primer paso hacia esa nueva ruta que ahora se ha señalizado con la palabra avanzar.
Poco a poco, peldaño a peldaño, se pueden subir escaleras interminables, caminos imposibles de terminar en varias vidas, barrancos oscuros donde la mirada de cualquier ojo no pueda suponer distancia, es la imagen de aquello que se reproduce en el reproductor de bolsillo que guardamos en este cuerpo perfecto, la música que embellece el día y la noche en que cualquier despertar puede abrir las puertas que todos creían cerradas.
Doy las gracias a todos, a la pareja que inició aquel principio, a los medios que se pusieron en mis manos, a quién acompaña en este destino como quien no aparece en pantalla, a los amigos que dentro y fuera esperaban que aquella función triunfara en el cartel de un aula de formación.
Escucho a quienes acompañaron en aquel escenario y les doy también las gracias por la experiencia que dejaron en aquellas presentaciones que pudieron completar el ciclo formativo de los muchachos y muchachas, funcionarios todos de la Diputación de Alicante, para completar la formación que todos han deseado en el manejo de sus funciones.
Namaste.
Miguel José