Leo tus palabras y no puedo contenerme, escucho en voz alta aquellas frases que dejaste guardadas y no paro de entenderte, veo tu cara aunque solamente mire las letras, espero a que cada frase me deje un recuerdo que viví y ahora siento que te quiero mucho mas.
Soy padre y aprendí en ello a ser hijo, me educaste en la fuerza, pero no me diste coraje, no entendía aquellos años y tú me hacías verlos con otro color, no dejabas que me doliera pero hacías daño, recuerdo aquel cuero acercarse y luego no volvía a mirar, esperaba tus caricias y me dabas alcohol para que las heridas se emborracharan, podías haberte acercado más y ahora comprendo que te quiero mucho más.
Tu cultura te hizo así y así me lo dejaste ver, tu mentira era aquella verdad que ahora comprendo, tu falta de caricias llenaban el corazón que ahora no deja en paz tus recuerdos, pero que mi paz deja tranquilo aprender de ellos y puedo ver tu mirada hacia tus hijos y esposa, descanso en tus manos al recorrer esta piel que me dejaste impregnada del amor tan grande que ahora siento desde mí mismo, joder pero ahora te quiero mucho mas y cada día que paseo por tus canas las beso y recuento con la sinceridad de haber sido el mejor padre que me había merecido.
No podía esperar de ti muchos halagos, quizás porque tampoco tú los recibiste, no sabías hacer muchas cosas como hoy pueda yo enseñarte, pero que cojones digo, las cosas tan maravillosas que siempre me hacías conocer las hacías desde tu no saber, desde aquellas disquisiciones que salían de esos labios en aquellos momentos que se habían vaciado con el tiempo, y también por eso ahora te quiero mucho más.
No podía esperar de ti muchos halagos, quizás porque tampoco tú los recibiste, no sabías hacer muchas cosas como hoy pueda yo enseñarte, pero que cojones digo, las cosas tan maravillosas que siempre me hacías conocer las hacías desde tu no saber, desde aquellas disquisiciones que salían de esos labios en aquellos momentos que se habían vaciado con el tiempo, y también por eso ahora te quiero mucho más.
Aprendías a ser padre conmigo, y yo era tu alumno fiel, yo te entretenía en aquellas tardes en que no me soportabas y mirabas diciendo que crecería, sabías que aprendería en la escuela de la vida aquello en lo que tu te doctorabas, pedías a gritos que fuera hija cuando llegué a este mundo en pañales rosas, y ahora veías en tu lecho de muerte al hombre que no le tembló la mano para hacerte saborear el placer de tu último desayuno en tu compañía, de aquella despedida que sería la última, pues por tu gran regalo, ahora te quiero mucho más.
El fútbol ya no me gusta, pero aún recuerdo cuando llamabas en aquellas tardes de los sábados para hablar con tus nietos, para saber quién ganaba, para explicarme los paseos con tu chulín (su perrillo) y yo miraba el partido por el espejo dejando la sonrisa pegada a aquella escucha y la pasión en el gol que no había podido llegar, y ahora recuerdo que eso no me duele, porqué acabo de terminar la licenciatura de esta universidad de la vida que me dejaste, y en este gracias, ahora, te quiero mucho mas.
Sabía que algún día te marcharías, y no podía esperar que fuera así, pero te has marchado, no para unos meses, no para dejarme solo en el mundo, sino para que yo ahora pudiera tener el coraje de vivir sin mis mentiras, y no para que volviera a llorar en tu hombro cuando la crisis me ahogaba, pues ahora vivo mi crisis sin ti, sabiendo que quizás no me verás llorar, que seguro que no podrás consolarme, que no dudarás en decirme te quiero, porque lo siento cada vez que me equivoco, y gracias a ti aprendí a hacerlo, por eso me escuchas, por eso te digo, por eso me dejo llorar para decirte que ahora te quiero mucho más.
Ves, al final soy feliz, en esa felicidad de saber lo que quiero, en esa felicidad que mi alma me regala con cada aprendizaje de la experiencia, he dejado, al fin, que mis lágrimas no vean terminar el escrito, porque te dije un día que sería como tú, y ahora que lo soy, y que tengo tu permiso para ser mucho más que tú, ya llegó la lejanía para dejarte este cariño desde esta pequeña ventana hacia el amor que siempre me ha unido a ti, y así poder volverte a decir al oído, sin que mamá se entere, que ahora te quiero mucho mas.
Y siempre nos encontraremos para jugar a los hijos y padres como aquellos niños que veíamos en las playas de Perlora y que no recuerdo en mi infancia que ahora no volverá, pero que guardaré siempre en las cartas que has prendido en mis manos, en el regalo que me hace poder volver a decirte que, ahora, Papá, ahora, te quiero mucho más.
Miguel José