Un paseo es una forma de sentir el aire en la cara, la luz del Sol en todo tu cuerpo, el agua serpenteando de aquella fuente, los árboles cantando su música, las flores desperezándose de esa agitada noche de tormenta, los pájaros de rama en rama danzando en cantos armónicos.
La mirada se pierde en el camino de arena que se abre ante nosotros, en ese lugar que no suele tener nombre de calle, lugar donde los coches o todo aquello que contamina la ciudad, allí pierde su fuerza destructiva.
El itinerario siempre es la ilusión de pasar unos momentos en la naturaleza, en esos lugares que de noche siempre recargan la energía de las ciudades, de esos centros de aglomeraciones donde los humanos mantienen su constante actividad, su quehacer diario.
Los árboles nos hablan, muestras toda su fuerza, dirigen los caminos alineados como si de una dirección se tratara, mueven sus ramas con un baile a los paseantes, siguen muy de cerca las conversaciones, las miradas de unos novios, los besos de unos niños, el dolor de alguien que deja caer unas lágrimas, la alegría de unos mayores que bromean.
El camino se llena con flores, con esos pétalos de colores, con esas formas variadas, con tanta imaginación en su manera de abrirse ante esos chiquillos que juegan alrededor suyo. Flores que siembran ilusiones, siembran esperanzas, siembran esos sueños de seres que corren y vuelan en esos templos de colores en que se convierten en sus despertares.
El Sol sale para todos, es la esfera brillante que se alza al cielo y desde allí ilumina a todos por igual, a esos que le sienten, a esos que no saben que está allí, a aquellos que son buenos y también a los que no lo son. No juzga a quien tiene que dar luz, simplemente sale todos los días y para todos, es la imagen de quien da todo lo que es, todos los días de cada uno de los años que vivimos.
Gracias a esos momentos en que un paseo siempre nos acerca a sentir que es parte de nuestro desarrollo, de nuestro paso por estos lugares que sembramos con las semillas de un pensamiento, de una forma de imaginar, de esa idea que tenemos del Amor.
Miguel José
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