Desde la mirada de un niño, fui esa foto que aparece gracioso, con una mirada fresca, con una sonrisa guardada y unos ojos que esperaban ver la felicidad de unos padres, de un hermano, de algo que dentro de mí me llenaba grandemente.
Desde la mirada de un niño, nació el sueño que he vivido muchos años, desde la niñez hasta una edad adulta donde todo lo dejé, donde experimentaba con cada estado de tiempo, con cada circunstancia, con cada espejo que se me ponía por delante.
Desde la mirada de un niño, nacieron los Reyes Magos, aquellos tres Dioses de Oriente que caminaban entre camellos, entre noches silenciosas, entre esperanzas de poder ser mayor, en aquellos juegos que terminaban siempre cansando una mente inquieta.
Desde la mirada de un niño, me equivoqué. ¡Que bendición!, pues estaba aprendiendo a conocer, a sentir que aquello no era parte de mi, que no sabía dar una caricia ni entregarme a un beso.
Desde la mirada de un niño, te conocí, te quise para mi solo, te arropé y te construí como yo siempre he sentido hacerlo, y acabé por dejar que todo lo que te rodeaba fuera una enseñanza que algún día comprenderás, o quizás te habrá servido para que tu alma sea más pura.
Desde la mirada de un niño, subieron a escena dos nuevas almas, dos seres chiquitines, dos querubines de amor, ambos desde su niñez fueron desarrollando aquello que tenían en su maleta, en aquellos corazones que hoy día palpitan en la ignorancia de entender que son ellos los únicos dueños de su propia vida.
Desde la mirada de un niño, te veo todos los días, cuando te adelantes en el espejo para parecer lo que eres, cuando te amas con la mirada, cuando entiendes que estás en el momento justo, cuando percibes que alguien te quiere, no por sentirse solo ni por necesitar, sino porque ha decidido que te quiere simplemente por ser quien eres.
Desde la mirada de un niño, las lágrimas son perlas de felicidad, gotas que purifican aquel rostro que se desfigura en aquellos llantos que elevan su amor, su pasión, se sensación de que está llegando algo grande, su propio ser interno que le espera en el momento que tiene que despertar.
Desde la mirada de un niño, hoy es un día como todos, aunque distinto porque estoy en estos momentos mirando a mi niño, a esa alegría y felicidad que desborda cualquier pensamiento que pueda comprender, de un niño que me acompaña siempre a todos los juegos, a esas noches desde donde vuelvo de soñar que ya soy ese adulto que un día conocí y me entregué.
Yo Soy Riqueza, amor y constancia. Yo Soy Abundancia, comprensión y belleza. Yo Soy salud perfecta, emotividad y grandeza.
Namasté.
Miguel José
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