Duermo junto a ti y no estoy, no se que ha pasado, tampoco puedo hablar, el ego se ha hecho fuerte, mi mente me destroza, el pensamiento me hace soñar aquella situación que no puedo, el levantarme se ha producido por no querer.
No estoy, acabo de marcharme y no sé porque. Espero una respuesta y solo consigo no mirarte. Llego a pensar que todo esto es muy grande y me quedo chico. Veo la lejanía y no se si quiero, no se si será, no se si puedo, no se porqué no avanzo, no se porque todo se cayó al suelo anoche.
La meditación me puso nuevamente de pie, el silencio me llevó a ver los juegos, el derecho a poder pensar tampoco me servía, el modo en que miro no me deja ver, el lugar desde donde opino está viciado, la voz que no paraba se quedó en el interior e hizo su trabajo.
Ahora no se que puedo hacer, quiero dejar este momento y pasar al siguiente, pero el ego se vuelve a encontrar con aquellos métodos que yo no he podido nunca dejar, y comienza la guerra.
Es una batalla muy fuerte, es un momento en que siento que la quiero, en que la veo como es, en que la siento dormida junto a mí, la tengo en mis brazos pero por alguna razón se me escapa, la tomo de la mano y se me escurre entre los dedos, la veo y su figura se deshace.
Es mucho tiempo, es un momento de pasión en mi mismo, en el dolor de aquel que ya sabe y que no quiere jugar, en el que siente que no quiere vivir junto a nadie, en quien no entiende el juego de amar, el volver a juntarme en el lecho de quien me ama hoy, pero no se si me amará mañana.
Todo es miedo, todo es mi derecho a dudar, todo es el sentimiento de que no quiero estar con el mundo, sino alejarme a una playa vacía y escuchar como la soledad me acompaña dentro de este mundo que estoy creando yo solo.
Esta etapa gris la siento como necesaria para conocer mi color, para ver que esto es algo que me va a dejar en el lugar que me corresponde, que me voy a equivocar si sigo con el juego de niño, con las travesuras de quien me dicta las tareas y escribe luego el resultado de bien o mal.
No es bien ni mal, es lo que yo quiero, y yo te quiero mucho, aunque todo se desmorone, te quiero desde el corazón de quien va y viene por esas vías que no aparecen en mis sueños, por esas estaciones que me acercan a Alicante, por ese pequeño tren que me desembarca en Elche, por ese camino roto que me lleva a nuestra cama.
Hoy es domingo, salgo un momento de tus brazos y dejo estas líneas, abrazo nuevamente el sentimiento y me encuentro nuevamente dentro de ti, beso tu mejilla y una sonrisa aparece en tu rostro, abrazo todo tu cuerpo y mi pensamiento se queda en blanco, estoy detrás de tu espalda y siento como tus labios duermen en el amor que sientes hacia este momento.
Claro que voy a superar lo que es superable, claro que todo esto es un principio para comenzar esa nueva vida que me espera en la próxima esquina, claro que mi voluntad es de hierro y no hay nada que se me imponga en el camino, claro que nuestras noches seguirán el la luz de nuestros momentos, claro que llegaré a ese campo a dejar cada noche la maravilla de una relación que en la mañana o en la tarde hayamos compartido en unas miradas sin juzgar.
Ahora cambio el pensar, dejo la duda, abandono todo aquello que me hace tambalearme como si de un barco en una fuerte tormenta, y encuentro a este ser humano que un día te dejó su querer en aquellos labios que ahora mismo deseo encontrar para dejarte un buenos día en unos oídos que me escuchar en el silencio de cada noche.
Gracias señorita por un día más de esta nueva experiencia...
Miguel José
MI DESPERTAR 23 DE FEBRERO DE 2008