Que tengo que aprender en estos momentos para poder conseguir una conciencia más avanzada, un sentimiento de que todo funciona como lo bueno entre lo excelente y lo malo.
Hoy es un día en que siento que abriría mi vida por encontrar el origen de mi alma, momento en que pasamos a la etapa donde no existen los sentidos, donde el silencio es real porque allí nadie habla, simplemente ama.
Amor es una palabra de cuatro letras que significa dar, es el inicio de un camino en que se escribe con la libertad de poder deshacer esos nudos que han atado tanto tiempo mi alma.
Alma que despierta, que habla de su primer amanecer en el viento amable de una sonrisa, de un instante en una comida con aquellos que sienten mi vida.
En mi cama hay alguien, y ese alguien se mueve y abre los ojos, se estira y me abraza con sus brazos, me acerca su rostro y me susurra un te quiero, inclina su frente para dedicarme esos minutos al silencio.
Sus ojos brillan en la oscuridad de la habitación, cerca de ese rayo de luz procedente de la farola que está atenta toda la noche a cualquier movimiento en esa calle tranquila.
Tranquila se ha quedado en esas cuatro paredes, en ese lugar donde el amor se respira como el oxígeno de las montañas, donde cada amanecer de nuestro sentimiento deslumbra unos lagos que estaban cubiertos de brumas.
Nubes esconden esta luna llena, nubes que intentan reguardar una mirada inquieta, un silencio que envuelve esos ojos oscuros que parecen dirigir nuestros pensamientos hacia el momento de cada anochecer.
La niebla que deja sin luz aquellos lugares que están por debajo de cada montaña, la lluvia que limpia aquellos humos que se expanden cada mañana en las grandes ciudades, los vientos que secan aquella humedad que se respira en esas noticias sobre el medio ambiente.
Ambiente cargado en cada taberna, en cada pub, en cada rincón donde el fin de semana comienza al anochecer, en la oscuridad de un viernes que termina con los documentos importantes a resolver en nuestras vidas.
Vida, te quiero tanto, que hoy mi corazón solo siente estar a tu lado, vivir junto a este alma que dirige estos pensamientos en un día de febrero junto a una luna llena que, por fin, baja mis sueños a la categoría de experiencia.
Duerme mi pequeña flor, duerme mi pensamiento en ese lugar donde la arena y el agua hacen germinar aquellos momentos que vivimos juntos en los fines de semana que nos regala el trabajo que cada uno representa en esta secuencia que nos toca disfrutar.
Namasté.
Miguel José
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