La duda nos la define el diccionario de la lengua como la suspensión o indeterminación del ánimo entre dos juicios o dos decisiones, o bien acerca de un hecho o una noticia. Establece que no hay un pensamiento en concreto y dirigido, sino que no decidimos en aplicar una u otra.
Todo esto es un juego, jugamos a dudar para comprender, jugamos en los momentos en que decidimos no saber qué opción elegir, es como no querer ninguna, como si supiéramos que es una forma de no continuar, de quedarnos atrapados dentro de aquello que nuestra mente nos aleja.
Podemos dudar de nosotros mismos, dudar de aquello que nos rodea, dudar de tantas decisiones que puedan comprometernos, instalarnos en un callejón sin salida y desde ahí vivir la vida y sentir que aquello nos deja en silencio y dormidos.
No hacemos el camino porque dudamos si será beneficioso, si será aburrido, si será distinto a lo que pensamos o sentimos, por tanto jugamos, es como iniciar un papel en esa obra que la vida nos ofrece en cada situación, como si tuviéramos dos respuestas y quisíeramos que las dos fueran correctas, como comprender que las dos son incorrectas.
Dudar de aquello que recibimos en no sentir que sea nuestro, dudar de las decisiones es no tomar ninguna, dudar de mi virilidad es dar entrada a la impotencia, dudar de mi sentido de la vida es no vivirla, dudar de aquellos que nos rodean es no amar la amistad, dudar de nuestra personalidad es hacernos inferior a lo que en verdad somos.
Doy gracias a la duda por los años que hemos vivido juntos, por tantos momentos en que me ha hecho disfrutar de situaciones nuevas y sin sentido, por lo que a dejado en forma de experiencia en aquellos momentos tan importantes que me llevaron, por no decidir, a lo que tenía que vivir y aprender.
Desde este momento, la envuelvo en una esfera de color rosa, le mando mucho amor y comenzamos en camino separados, cada uno por su camino, agradeciendo todo aquello que nos dejamos y que fue nuestra enseñanza en este camino.
Gracias por todo y mando mucho amor a esos pensamientos que me han echo llegar a estos momentos en que camino en la seguridad de ser quien soy, de entender aquello que no tiene sentido pero dentro de un profundo sentimiento, de vivir en el amor y la luz del faro interior que ilumina cada día mi corazón.
Namasté.
Miguel José
|