Estoy en la emoción de una despedida, de unos momentos que me han dejado el sabor de muchos meses, de días enteros de compañerismo y amistad, de semanas saboreando la felicidad de unos amigos que se conocieron en un lugar lejano y que ahora se sienten en la cercanía de un destino.
Eran más de las seis de la tarde cuando el tren partió, cuando ella se perdió por esa puerta que se abría hacia su trabajo, hacia su familia, hacia sus amigos, hacia esos momentos en que tiene tantas tareas que le es imposible vivirse en otro aspecto que no sea su responsabilidad.
Ahora estoy empezando a comprender que estoy en el lugar que me corresponde para terminar de empaquetar una vida que me ha dejado en este lugar, unos amigos que he de alejar para poder continuar, unos lugares que me vieron nacer, una ciudad que me vio desarrollarme como hombre, como novio, como marido, como amigo, como padre y como separado.
Es en estos momentos de mi vida cuando siento que el cambiar el aire, el clima, nuevos amigos, calles diferentes, me aleja de aquellos recuerdos que no puedo olvidar, pero que ya son el pasado, y hacia el futuro de unos sentimientos que quiero vivir me lleva el tren que hoy ha hecho partir a mi pareja.
El destino es siempre el mismo, la realidad de mi vida, el crecimiento personal de un ser humano que se siente ángel, que del amor incondicional ha hecho su pilar y que se sujeta en la libertad de aquello que quiere vivir en cada momento.
Nuevos horizontes esperan, lo siento cada vez más cerca, y es que cuando me dirigí hacia el mar en aquella Valencia cercana, después de haber dado el paso en la separación de aquellos años en matrimonio, sabía que mi vida sería increíble y maravillosa.
Decía un cartel que el futuro será increíble y hasta ahora así va sucediendo, es en estos momentos cuando he de seguir aprendiendo aquello que voy viviendo, los amores de aquellos que se acercan a conocerme, los besos de aquellos que saben que volveré pronto, los de aquellos que saben que pronto me marcharé, los de quienes no les importa que me vaya lejos, pues siempre estaré junto a ellos.
Incluso aquellos que aún han de aprender que un padre no es un hombre obligado a vivir bajo unas paredes que ya no siente, aunque sí en seguir queriendo a unos hijos con la misma energía que cuando convivíamos juntos en aquellas habitaciones.
Hoy visito otras habitaciones, otras ciudades, otros seres distintos, otra cultura, otra vida y siento que todas las vidas, todas las ciudades, todos los seres, todas las culturas son iguales, lo importante está en disfrutarlas en la realidad mí mismo.
No importa lo que cada uno piense, lo importante es que vida cada momento como si fuera el último de su vida y así comprenderá que es en ese disfrutar en el aquí y ahora cuando nos encontramos en la verdad de quien somos.
Yo soy Yo, y en este momento no tengo ningún problema, quizás dentro de diez minutos viva de otro modo, pero ahora mismo solo siento que mis dedos dejan claro lo que Soy.
Un beso para quien sienta que se lo merece y otro para quien no lo sienta, por eso Gracias y nos vemos en la siguiente.....
Miguel José
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