El Sol, ardiente esfera es. La luz del día. El amanecer y el anochecer. La llegada y la partida. El comienzo de una semana donde todas las ilusiones se concentran en el gran amanecer de un lunes, en preparar todo lo necesario para partir rumbo a ese domingo que está tan lejos.
El pasar de las horas, el vivir cada momento como si fuera el último, el saber que nuestra vida durará lo que tenga que ser, el comprender que cada momento es un instante de experiencia, de conocer, de sabiduría, de no hacer nada, de unos momentos de silencio.
Todo está siendo representado en el teatro de la vida con el papel que en cada escena corresponde a lo escrito en el guión. Un guión detallado, en cuyo relato se inscribe siempre una posibilidad de poder hacer cambios.
Cambios sencillos, pero que son importantes pues afectan a tantos a nuestro alrededor, que un simple gesto puede cambiar la importancia de una conversación, o un momento de intimidad.
Los gestos son las articulaciones que realizamos con nuestra cara, es un mensaje de nuestro interior reflejando una circunstancia de la que acaso no seamos conscientes, pero que en el momento en que aparece, puede suponer un mensaje necesario para el oyente, o quizás una simple llamada de atención a su guión.
Cada noche podemos recoger en un papel en blanco todos esos momentos en que nos hemos sentido bien por aquello que ha salido cuando tenía que llegar. ¿Acaso no podemos bostezar cuando alguien nos cuenta algo que no nos interesa?. ¿Acaso no podemos guiñar un ojo a alguien que nos interesa?. ¿Acaso no podemos cerrar los labios sintiendo ese beso desde la distancia?.
Si puedes manifestar esos sentimientos a través de un cristal, con los rayos de ese Sol que ilumina ese rostro, puedes ser consciente de que todo tu sentimiento se ha reflejado en un gesto. Todo lo que llevas dentro es ese sentido que das a tu mirada o a tus palabras.
¿No te ha pasado alguna vez decir algo que no venía a cuento, y que realmente no lo pensabas?. Y es verdad que cuando lo decías sentías que era eso lo que tenías que decir pues no concordaba con lo que estabas hablando.
No hay que dejarse engañar por lo que no sentimos. Hablamos de tantas cosas, no somos conscientes de que al hablar manifestamos, que cuando algo sale sin pensar, es cuando realmente el corazón ha metido una cuña de publicidad, un pequeño espacio a lo que él también tiene derecho a manifestar.
De todo corazón, feliz semana a todos. Un beso y felices vacaciones.......
Miguel José
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