Desde la oscuridad intento escribir en el ordenador el despertar de un día cualquiera y no se como empezar. Es muy fácil lanzarse a escribir sin tener una idea sobre lo que ahora mismo puedo plasmar en este lugar que no tenía palabras. Es más fácil cuando tienes tanto que decir y no encuentras la ruta por donde comenzar.
Y las palabras salen tímidas, asomándose lentamente a esta pantalla. Cada una espera a que la otra ya esté delante. Animo a que cada una de ellas se de cuenta de su valía, de lo importante de nacer en este lugar, de que si faltara alguna de ellas lo aquí escrito no tendría sentido.
Dar aliento a una palabra para que con la fuerza de sus letras puedan componer el significado que en cada idioma tiene tal construcción, es lo que ahora mismo siento desde mi interior. La unión de vocales y consonantes es la fuerza que da el conjunto. Y el conjunto solo nace cuando todas las piezas están en su sitio.
El conjunto de letras es lo que da sentido a cada palabra, y cada palabra unida a la siguiente da sentido a la frase. Lo que combinado todo junto en la coctelera de una página es lo que se refiere a un escrito.
Escribir es la consecuencia de unas palabras que van teniendo sentido al juntarlas en una línea. El conjunto de líneas unidas da sentido a la oración, y el conjunto de oraciones compone un párrafo.
Partiendo el escrito en párrafos nos damos cuenta de que hemos compuesto un texto. El texto representa un pensamiento, una reflexión, una carta de amor, un contrato.
Una de las formas de expresarse en forma no verbal es dejando que las palabras rellenen una hoja en blanco. No contienen sonidos, no hay ninguna expresión mímica, ni tampoco nada que se pueda escuchar a través de los oídos. Todo es silencio en cada una de ellas.
Todos los pueblos, a lo largo de la historia, han dado mucha importancia a la escritura. Era la forma en como podían dejar a los desencientes, a aquellos que vienen detrás, todo el conocimiento.
La importancia de este escrito se basa en lo que en un instante puede ser un pensamiento. Este pensamiento se describe lentamente en las palabras que compondrán el texto. El texto será lo que sirva de conocimiento de aquel pensamiento.
Pensar es la creación de la escritura. Escribir es plasmar aquellos razonamientos que no dejaban pensar. Por tanto, la forma de entender cómo una cultura nació a la historia se fundamentaba en los escritos que dejaban en cada monumento, en cada libro, en cada lugar donde se realizaba la vida diaria.
Hoy es el actual sentido que mis palabras tienen en este texto que se refiere al despertar de una mañana que aún no tiene luz. Mañana estas líneas recordarán el momento en que a oscuras comencé a escribir en la oscuridad de un ordenador.
Miguel José
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